El padre Carlo Viganò, quien pretende ser un arzobispo jubilado de la secta del Vaticano II, ha ganado protagonismo en los últimos años. Recientemente salió a decir que Francisco es “un papa que no es católico”.
[Viganò:] Hemos llegado a un punto en que hasta las personas sencillas y poco avezadas en cuestiones doctrinales han entendido que tenemos un papa que no es católico, al menos en el sentido estricto de la palabra.
Bueno, eso es imposible. No se puede tener un papa que no es católico. Como dijo San Roberto Belarmino, citando a Melchor Cano:
San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, libro 2, cap. 30: “Melchor Cano... enseña que los herejes no forman parte ni son miembros de la Iglesia, y... dice que es inconcebible que sea cabeza y papa alguien que no sea miembro o parte...”.
La idea de que alguien pueda ser la cabeza y el papa de la Iglesia católica cuando no es miembro ni forma parte de ella es tan ilógica que se califica aquí como inconcebible. Es imposible y contrario a la razón. Así, mientras Viganò dice correctamente que Francisco no es católico, dice incorrectamente que Francisco es el papa y que un no católico puede ser papa. La verdadera conclusión, basada firmemente en la enseñanza católica, es que un hereje como Francisco NO puede ser el papa. Es, más bien, un antipapa herético.
San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, libro 2, cap. 30: “Porque cuando esos Padres dicen que los herejes pierden la jurisdicción, no aducen ninguna ley humana, que tal vez ni siquiera existía en esa época sobre este asunto, sino que argumentan a partir de la naturaleza de la herejía. El Concilio de Constanza, en cambio, no habla más que de los excomulgados, es decir, de los que por sentencia de la Iglesia han perdido la jurisdicción. Los herejes, sin embargo, incluso antes de una excomunión están fuera de la Iglesia y privados de toda jurisdicción, pues están condenados por su propio juicio, como enseña el Apóstol en Tito 3. En otras palabras, han sido cortados del cuerpo de la Iglesia sin excomunión, como explica Jerónimo”.
El Papa León XIII también enseñó que es absurdo imaginar que quien está fuera puede mandar en la Iglesia.
Papa León XIII, Satis cognitum, #15, 29 de junio de 1896: “Nadie, pues, puede tener parte en la autoridad si no está unido a Pedro, pues sería absurdo pretender que un hombre excluido de la Iglesia tuviese autoridad en la Iglesia”.
La Iglesia católica enseña que los herejes manifiestos no pueden ser papas válidos, y que los herejes dejan de ser miembros de la Iglesia inmediatamente (si es que alguna vez fueron miembros de ella).
San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, libro 2, cap. 30: “... un papa que es manifiestamente herético automáticamente dejaría de ser papa y cabeza, así como por lo mismo dejaría automáticamente de ser un cristiano y un miembro del cuerpo de la Iglesia. Y que por esta razón él puede ser juzgado y castigado por la Iglesia. Esta es la enseñanza de todos los Padres antiguos, que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción...”.
La Iglesia enseña que cualquiera que esté predicando notoriamente la herejía –permítanme repetirlo: cualquiera que PREDIQUE tal herejía– no puede tener jurisdicción sobre los fieles.
Papa San Celestino I, Al clero y al pueblo de Constantinopla, 430 d.C.: “Sin embargo, para que no parezca que la sentencia de quien ya había invocado una sentencia divina sobre sí mismo tenga fuerza, aunque sea por un tiempo, la autoridad de Nuestra Sede Apostólica ha ordenado abiertamente que ningún obispo, clérigo o cristiano de cualquier profesión, que haya sido depuesto de su cargo o de la comunión por Nestorio y los de su calaña desde el momento en que [ex quo] comenzaron a predicar la herejía, sea visto como depuesto o excomulgado. Pero todos estos han estado y hasta ahora permanecen en Nuestra comunión, porque el que tropezó al predicar tales cosas no pudo deponer o remover a nadie”.
San Roberto Belarmino:
San Roberto Belarmino, De Ecclesia Militante, cap. 10: “Por esa razón [los Papas] Celestino y Nicolás, en los pasajes citados, dicen que un obispo hereje, desde que comenzó a predicar herejías, no podía desatar ni atar a nadie...”.
Esto se basa en la ley divina, como enseña la Iglesia, y se aplica a todos. La razón de esto, como también señaló San Roberto Belarmino, se debe a que:
San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, libro 2, cap. 30: “... sería la condición más miserable de la Iglesia, si se viera obligada a reconocer a un lobo, manifiestamente merodeador, como un pastor”.
Un lobo que ataca a las ovejas con una predicación notoriamente herética no puede tener autoridad sobre el rebaño, porque la autoridad de Cristo no lleva a las personas al infierno. Si le dicen a usted que Francisco debe ser reconocido como papa, esa persona lo está llevando a un lobo y está contradiciendo la enseñanza católica. Tratamos este tema en detalle en nuestro vídeo, Grandes referencias que prueban el sedevacantismo. El video hace referencia al Papa San Celestino, al Papa Nicolás y a San Roberto Belarmino, entre otros.
Papa San Celestino I, A Juan de Antioquía, 430 d.C.: “Pero si alguien ha sido excomulgado o despojado de la dignidad episcopal o clerical por el obispo Nestorio o por los que le siguen, después de que estos empezaron a predicar tales cosas [es decir, la herejía nestoriana], es evidente que tal persona continuó y sigue continuando firmemente en Nuestra comunión, y juzgamos que esa persona no ha sido destituida: porque la sentencia de aquel hombre que ya había mostrado que debía ser destituido él mismo no pudo destituir a nadie”.
Curiosamente, encontramos esta misma enseñanza de la Iglesia católica en el catecismo de San Pedro Canisio, doctor de la Iglesia del siglo XVI. Él escribe:
San Pedro Canisio, Summa Doctrinae Christinae (Catecismo), De las órdenes sagradas #7: “... debemos la fe y la obediencia solo a aquellos que, siendo legítimamente ordenados y enviados por los obispos, profesan la sana doctrina de la Iglesia. Pero de los demás debemos cuidarnos diligentemente, como de los enemigos y de las personas pestíferas.”
Obsérvese que solo debemos obediencia a aquellas personas que, entre otras cosas, profesan la sana doctrina de la Iglesia. ¿Francisco profesa la sana doctrina de la Iglesia? ¡Ciertamente no!
[Francesco:] “¿Hay que convencer al otro de que se haga católico? No, no, no”.
Esto nos lleva al siguiente punto. Las declaraciones de Viganò aportan más pruebas de que la imputabilidad o culpabilidad de Francisco es públicamente conocida y, por tanto, de que Francisco es un hereje notorio. En nuestro vídeo, Grandes referencias que prueban el sedevacantismo, cubrimos cómo hay dos elementos para la herejía notoria (en lo que respecta a la notoriedad de hecho) según los canonistas anteriores al Vaticano II. Primero: la predicación herética debe ser pública; y segundo: la imputabilidad o culpabilidad debe ser conocida públicamente.
Woywod and Smith, A Practical Commentary On The Code of Canon Law, Imprimatur 1957, p. 448.: “... un delito es notorio con notoriedad de hecho, si es públicamente conocido y se ha realizado en tales circunstancias, que no puede ocultarse con ningún subterfugio ni puede caber excusa alguna de él al amparo del derecho (es decir, tanto el hecho del delito como la imputabilidad o responsabilidad penal deben ser públicamente conocidos)...”.
Pues bien, Francisco predica la herejía públicamente al mundo en muchos temas, como por ejemplo al declarar que es un pecado tratar de convertir a la gente, que existen mártires no católicos, que la pena de muerte es contraria al Evangelio, que los protestantes y cismáticos están dentro del Cuerpo de Cristo, la total indiferencia religiosa, y mucho más.
Francisco, Discurso a un grupo de luteranos, edición inglesa, Sala de Pablo VI, 13 de octubre de 2016: “No es lícito convencerlos de tu fe. El proselitismo es el veneno más fuerte contra el camino ecuménico”.
[Francisco:] ¿Voy a convencer al otro de que se haga católico? No, no, no.
{Francisco:] Hay un pecado muy grave contra el ecumenismo: el proselitismo. Nunca debemos hacer proselitismo con los ortodoxos.
[Francisco:] Creo que las intenciones de Martín Lutero no eran equivocadas... Y hoy, luteranos y católicos, junto con todos los protestantes, estamos de acuerdo con la doctrina de la justificación. Y sobre este punto tan importante no se había equivocado[1].
También es un hecho que la imputabilidad o culpabilidad de Francisco es conocida públicamente porque, en primer lugar, él admite que su propia enseñanza puede ser una herejía y no le importa, lo que demuestra que es culpable.
[Francisco:] Me viene a la mente decir algo que puede ser una insensatez, o quizás una herejía[2]...
En segundo lugar, él niega las verdades de la fe que cualquier católico adulto está obligado a conocer (ni hablemos de alguien que pretende ser obispo y papa). Si usted predica un falso evangelio, como él lo hace, su imputabilidad se hace pública. Por lo tanto, Francisco es un hereje notorio.
En nuestro video Grandes referencias que prueban el sedevacantismo también citamos al canonista de antes del Vaticano II, el padre Eric Mackenzie, que enseñó correctamente que un hereje simple, es decir, una persona que no ha sido canónicamente advertida o contrariamente declarada (y que incluso podría afirmar que es católica), puede ser un hereje notorio. Los que dicen que alguien no puede ser un hereje notorio o manifiesto hasta que no haya sido advertido o declarado canónicamente –o que se identifique abiertamente como no católico– están totalmente equivocados. El hereje simple, que no ha sido sometido a ningún proceso judicial y hasta sigue diciendo que es católico, sí puede ser un hereje notorio, así como ciertamente lo es Francisco.
Eric F. Mackenzie, The Delict of Heresy, Catholic University of America, Imprimatur 1932, p. 44.: “El delincuente culpable del simple delito de herejía (que, por tanto, no ha continuado en el desprecio rebelde de las advertencias y castigos canónicos, ni se ha unido a ninguna secta no católica), incurre en la excomunión eclesiástica en su forma más simple.”
“Todos los herejes condenados son notorios al menos con notoriedad de derecho. Algunos herejes simples y algunos herejes que se unen a una secta no católica pueden ser notorios de hecho, pero el resto, que representa quizás el caso ordinario, serán solo delincuentes ocultos.” (Eric F. Mackenzie, p. 45)
“Si el delito de herejía hubiera sido notorio, ya sea de hecho o por proceso judicial, hay menos oportunidad de aplicar este canon”. (Eric F. Mackenzie, p. 111)
Ahora, aquí tenemos a Viganò afirmar correctamente, como si fuese un hecho bien conocido, que Francisco deliberadamente se opone al verdadero catolicismo y promueve lo que es contrario a ello.
[Viganò:] ... de un pontífice que no se comporta como tal ni habla como tal. El problema es que no nos encontramos ante una inactividad del pontificado, como podría suceder en el caso de un papa enfermo o muy anciano; sino que es una acción constante, organizada y planificada en un sentido diametralmente opuesto a la esencia misma del papado... Despues des años de pontificado todos habíamos comprendido que la razón aducida por Bergoglio para declinar el encuentro con un prelado, un político o un intelectual conservador no son válidas para el cardenal abusador de menores, el obispo hereje, el político abortista o el intelectual mundialista. Hay, en resumen, una diferencia como de la noche al día, a partir de la cual se puede captar la parcialidad y sectarismo de Francisco en beneficio de cualquier ideología, pensamiento, proyecto o expresión científica, artística o literaria que no sea católica.
Esto es una prueba más de la imputabilidad pública de Francisco y, por tanto, de su herejía notoria. Como se citó anteriormente, Viganò también dijo que “hasta las personas sencillas y poco avezadas en cuestiones doctrinales” pueden ver que Francisco no es católico. Como cualquiera puede reconocer, Francisco es un hereje notorio que a menudo predica herejías flagrantes. Todo el que predica herejía de manera notoria, como él lo hace, no puede tener autoridad ni un cargo en la Iglesia, como hemos demostrado.
No se debe considerar a tal persona como el papa ni se le debe obediencia, según la enseñanza católica, no sea que la gente se deje llevar por un lobo y un enemigo. Es contrario a la doctrina católica reconocer obstinadamente como papa a alguien como Francisco. Si bien hay personas como Viganò, Taylor Marshall y algunos otros que dicen algunas cosas verdaderas cuando critican lo que está sucediendo, no obstante, llevan a las personas por el mal camino. ¿Cómo lo hacen? Emitiendo falsas conclusiones que deja a las personas siguiendo aferradas a la secta del Vaticano II bajo el Antipapa Francisco. Es decir, no permiten que la gente llegue a la raíz de lo que verdaderamente está sucediendo, lo cual nuestro material explica.
Papa Pablo IV, Cum ex Apostolatus Officio, 15 de febrero de 1559: “... para que no acontezca algún día que veamos en el Lugar Santo la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel... sancionamos, establecemos, decretamos y definimos, que… si en algún tiempo aconteciese que un Obispo... antes de su promoción al Cardenalato o asunción al Pontificado, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en herejía... la promoción o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo unánime de todos los Cardenales, es nula, inválida y sin ningún efecto...”
He aquí una expresión más de la falsa posición de Viganò. Él describe a Francisco de papa y al mismo tiempo de liquidador de la Iglesia católica que la derruye con “decretos”.
[Viganò:] Su doble papel de papa y de liquidador de la Iglesia Católica le permite por una parte derruirla a golpe de decretos y actos de gobierno, y por otra servirse del prestigio que le confiere el cargo para instaurar y difundir la nueva religión sobre las ruinas de la vieja.
Pero la Iglesia católica no puede ser liquidada o derruida – y ciertamente menos por decretos y actos de un papa válido. La Iglesia es indefectible. Es perpetuamente inmune al error y a la herejía.
Papa Pío XI, Quas primas, #21, 11 de diciembre de 1925: “… no debe ser pasado en silencio el que la Iglesia haya podido en todo tiempo rechazar victoriosamente la peste de los errores y herejías”.
La posición de Viganò es falsa. Francisco es un antipapa. Viganò también admite que Francisco promueve una nueva religión. Esta afirmación es correcta. La verdadera Iglesia sigue existiendo, pero no es la secta del Antipapa Francisco. La secta del Vaticano II es en realidad la Ramera de Babilonia, la profetizada falsa Iglesia del fin de los tiempos. La situación presente en Roma fue predicha. Véase nuestro vídeo “El Apocalipsis ahora en el Vaticano” (entre otros). Consulte también nuestro sitio web vaticanocatolico.com para conseguir información de cómo ser un verdadero católico y salvar su alma.
Papa León XIII, Satis cognitum, #9, 29 de junio de 1896: “Tal ha sido constantemente la costumbre de la Iglesia, apoyada por el juicio unánime de los Santos Padres, que siempre han mirado como excluido de la comunión católica y fuera de la iglesiaa cualquiera que se separe en lo más mínimo de la doctrina enseñada por el magisterio auténtico”.
Papa Pío XII, Mystici Corporis Christi, # 22, 29 de junio de 1943: “Pero entre los miembros de la Iglesia, solo se han de contar de hecho los que recibieron las aguas regeneradoras del bautismo y profesan la verdadera fe...”.
“La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro y piedras preciosas y perlas, y tenía en su mano una copa de oro, llena de abominaciones y de las impurezas de su fornicación. Sobre su frente llevaba escrito un nombre, un misterio: ‘Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra’”. - Apocalipsis 17, 4-5
“... cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?”. -Lucas 18, 8