En un mensaje a los no católicos del 4 de noviembre de 2015, Francisco proclamó que todos los bautizados son miembros del Cuerpo de Cristo. Esa es una gran herejía. Repudia toda la historia de la enseñanza católica sobre los efectos de la herejía y el cisma.
Papa Inocencio III, Eius exemplo, 18 de diciembre de 1208: “De corazón creemos y con la boca confesamos una sola Iglesia, no de herejes, sino la Santa, Romana, Católica y Apostólica, fuera de la cual creemos que nadie se salva”.
Papa Pío XII, Mystici Corporis Christi, # 23, 29 de junio de 1943: “Puesto que no todos los pecados, aunque graves, separan por su misma naturaleza [suapte natura] al hombre del cuerpo de la Iglesia [ab Ecclesiae Corpore], como lo hacen el cisma, la herejía o la apostasía”.
Niega lo que la Iglesia Católica siempre ha enseñado sobre la Iglesia.
Papa León XIII, Satis cognitum, #9, 29 de junio de 1896: “… ¿puede ser permitido a alguien rechazar alguna de esas verdades sin precipitarse abiertamente en la herejía, sin separarse de la Iglesia y sin repudiar en conjunto toda la doctrina cristiana? Pues tal es la naturaleza de la fe, que nada es más imposible que creer esto y dejar de creer aquello… Al contrario, quien en un solo punto rehúsa su asentimiento a las verdades divinamente reveladas, realmente abdica de toda la fe, pues rehúsa someterse a Dios en cuanto a que es la soberana verdad y el motivo propio de la fe”.
Rechaza la enseñanza dogmática del Vaticano I sobre el papado como el principio de unidad en el Cuerpo de Cristo. Niega el dogma que cualquiera que se aparte del papado o rechace las enseñanzas Católicas, es expulsado del Cuerpo de Cristo.
Papa León XIII, Satis cognitum, # 9, 29 de junio de 1896: “Tal ha sido constantemente la costumbre de la Iglesia, apoyada por el juicio unánime de los Santos Padres, que siempre han mirado como excluido de la comunión Católica y fuera de la Iglesia a cualquiera que se separe en lo más mínimo de la doctrina enseñada por el magisterio auténtico”.
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Cantate Domino,” 1441: “A cuantos, consiguientemente, sienten de modo diverso y contrario, [la Iglesia] los condena, reprueba y anatematiza, y proclama que son ajenos al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”.
Literalmente niega docenas de pronunciamientos magisteriales. De hecho, en la encíclica Amantissimus, el Papa Pío IX señaló que existen casi incontables pruebas para la enseñanza dogmática de la Iglesia de que uno debe aceptar el papado para estar en la Iglesia de Cristo, un dogma que Francisco niega abiertamente.
Papa Pío IX, Amantissimus (# 3), 8 de abril de 1862: “Hay otras pruebas, casi incontables, extraídas de los testigos más confiables que clara y abiertamente testifican con gran fe, exactitud, respeto y obediencia quetodos los que quieren pertenecer a la verdadera y única Iglesia de Cristo deben honrar y obedecer a esta Sede Apostólica y al Romano Pontífice”.
Además, esta gran herejía sobre la Iglesia, que el Antipapa Francisco ha enseñado muchas veces, también se enseñó en el mismo Vaticano II. Vea nuestro video, La herejía protestante del Vaticano II. Los otros antipapas del Vaticano II han repetido esta herejía muchas veces, y está contenida en los más altos pronunciamientos de la secta del Vaticano II.
Entonces, además de demostrar una vez más que Francisco es un hereje manifiesto y un antipapa, esta gran herejía sobre la Iglesia de Cristo, de que todos los bautizados son supuestamente miembros de ella, demuestra sin ninguna duda que la comunión de Francisco, su organización, no es la Iglesia Católica. Lo sabemos como un hecho. Es, más bien, una secta no católica, y los católicos no pueden profesar comunión con ella.
Pues, considere que una de las marcas esenciales de la Iglesia Católica es su unidad.
Papa Pio IX, Concilio Vaticano I, sesión 3 (Constitución dogmática sobre la fe Católica), Capítulo 3, 1870: “... la Iglesia misma por razón de su admirable propagación, su sobresaliente santidad y su incansable fecundidad en toda clase de bienes, por su unidad Católicay su invencible estabilidad, es un gran y perpetuo motivo de credibilidad y un testimonio irrefragable de su misión divina”.
Papa León XIII, Satis cognitum (# 6): “Además, la cima de perfección de la Iglesia, como el fundamento de su construcción, consiste en la unidad; por eso sobrepuja a todo el mundo, pues nada hay igual ni semejante a ella”.
Papa León XIII, Satis cognitum (# 10), Junio 29, 1896: “... la unidad de la fe es necesaria para la unidad de la Iglesia, ya que es el cuerpo de los fieles...”.
En otras palabras, una de las formas en que se puede identificar a la verdadera Iglesia es que se ve un cuerpo unificado, un cuerpo unido en la Fe.
Papa Bonifacio VIII, Unam sanctam, 18 de noviembre de 1302: “...un solo cuerpo místico... En ella hay ‘un solo Señor, una sola fe,un solo bautismo’ (Ef. 4:5)”.
Papa León XIII, Satis cognitum (# 10), Junio 29, 1896: “... la unidad de la fe es necesaria para la unidad de la Iglesia, ya que es el cuerpo de los fieles...”.
Papa Pío XI, Mortalium animos (# 19), Enero 6, 1928, sobre la unidad de la Iglesia: "... esa unidad solo puede surgir de una autoridad docente, una ley de creencia y una fe de cristianos".
Pero Francisco, el líder de la 'Iglesia' del Vaticano II, proclama abiertamente que su organización está caracterizada y marcada por la división y la desunión. Él enseña que su mal llamada Iglesia incluye a cada persona bautizada. Proclama la unidad con multitudes de protestantes totalmente anticatólicos, personas que rechazan e incluso odian los dogmas católicos. Su 'Iglesia' incluye a personas que no están de acuerdo entre sí en cuestiones fundamentales del cristianismo. Esa es una ‘Iglesia’ fundamentalmente dividida o desunida, y su desunión es proclamada desde arriba hacia abajo: por su llamado líder.
Esta desunión y división, que caracteriza a la secta del Vaticano II, también se manifiesta en cada parroquia y diócesis de esa secta, donde uno encontrará hordas de personas que manifiestan disentimiento de la enseñanza de la Iglesia Católica. Por lo tanto, la comunión de Francisco no puede ser la Iglesia de Cristo, es decir, la Iglesia Católica, y cualquiera que defienda la comunión de Francisco no está defendiendo a la Iglesia de Cristo (es decir, la Iglesia Católica), sino a una secta falsificada no católica. Lo que en realidad están defendiendo es a la falsa iglesia profetizada de los últimos tiempos, la Ramera de Babilonia.
Apocalipsis 17, 4-5 - “La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro y piedras preciosas y perlas, y tenía en su mano una copa de oro, llena de abominaciones y de las impurezas de su fornicación. Sobre su frente llevaba escrito un nombre, un misterio: ‘Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra’”.
Entonces, las personas que obstinadamente reconocen a Francisco como papa no solo están profesando comunión con un notorio hereje y apóstata que enseña una religión falsa (y por consiguiente terminan negando la enseñanza católica que dice que solo deben considerarse como miembros de la Iglesia a aquellos que profesan la verdadera fe; y que si alguien se aparta de la doctrina católica debe considerarse fuera de la Iglesia) sino que además profesan comunión con una secta no católica que carece de la marca esencial de unidad de la Iglesia.
Papa Pío XII, Mystici Corporis Christi (#22), 29 de junio de 1943: “Pero entre los miembros de la Iglesia, solo se han de contar de hecho los que recibieron las aguas regeneradoras del bautismo y profesan la verdadera fe”.
Pope León XIII, Satis cognitum (# 9), 29 de junio de 1896: “De que alguno diga que no cree en esos errores (esto es, las herejías que acaba de enumerar), no se sigue que deba creerse y decirse cristiano católico. Pues puede haber y pueden surgir otras herejías que no están mencionadas en esta obra, y cualquiera que abrazase una sola de ellas cesaría de ser cristiano católico”.
Papa León XIII, Satis cognitum (# 13), 29 de junio de 1896: “No puede creerse que guardáis la fe católica los que no enseñáis que se debe guardar la fe romana”.
San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, II, 30: “Un papa que se manifieste hereje, por ese mismo hecho (per se) cesa de ser papa y cabeza, así como por lo mismo deja de ser un cristiano y miembro de la Iglesia. Por tanto, él puede ser juzgado y castigado por la Iglesia. Esta es la enseñanza de todos los Padres antiguos, que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción”.
San Francisco de Sales (s. XVII), Doctor de la Iglesia: “Ahora, cuando él [el papa] es explícitamente hereje, cae ipso facto de su dignidad y fuera de la Iglesia...”.
San Antonino (1459): “En el caso en que el papa se convirtiera en un hereje, se encontraría, por ese solo hecho y sin ninguna otra sentencia, separado de la Iglesia. Una cabeza separada de un cuerpo no puede, siempre y cuando se mantenga separado, ser cabeza de la misma entidad de la que fue cortada. Por lo tanto, un papa que se separara de la Iglesia por la herejía, por ese mismo hecho en sí, dejaría de ser la cabeza de la Iglesia. No puede ser un hereje y permanecer siendo papa, porque, desde que está fuera de la Iglesia, no puede poseer las llaves de la Iglesia”.
Por el contrario, entre los verdaderos católicos en nuestros días, que rechazan la secta del Vaticano II y mantienen todas las enseñanzas de la Iglesia, incluidas aquellas sobre la salvación y el Bautismo, aunque seamos un remanente durante esta Gran Apostasía profetizada, encontramos la unidad sobrenatural de la Iglesia Católica. Encontramos una adhesión fiel y rigurosa a la enseñanza dogmática de la Iglesia, y un rechazo a la comunión con aquellos que no profesan la fe verdadera o que se apartan de la enseñanza del Magisterio.
