Por qué Francisco no debe ser considerado papa
agosto 1, 2024
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Hermano Pedro Dimond, O.S.B.

Este es un video nuevo muy importante. Aquí se explican los argumentos que prueban que Francisco no debe ser considerado papa, sin siquiera probar que Francisco es un hereje o que él haya utilizado lo que sería la autoridad infalible (si fuera el verdadero papa) para enseñar doctrinas falsas. Este es un argumento que los católicos necesitan comprender y enfatizar para la conversión de las personas a la verdadera fe y asumir una posición correcta sobre este tema. Este video también incluye una serie de declaraciones muy dignas de mención en la “exhortación apostólica” de Francisco Evangelii gaudium.

La Iglesia católica enseña las siguientes verdades:

1) las personas bautizadas que disienten de una enseñanza autoritaria de la Iglesia católica se convierten en herejes. Por esa disidencia, los herejes son expulsados ​​automáticamente de la Iglesia. Como consecuencia de su expulsión automática de la Iglesia, los herejes no pueden ejercer un cargo en la Iglesia, incluyendo el oficio papal; porque no son miembros de la Iglesia.

2) La enseñanza autoritaria del magisterio de la Iglesia católica es infalible. Como consecuencia, el magisterio no puede promulgar o aprobar autoritariamente doctrinas falsas.

En vista de la actual situación de la Iglesia, las conclusiones derivadas de esas dos verdades son:

1) Dado que Francisco, el hombre que actualmente es considerado por muchos como el Papa católico, claramente rechaza numerosas enseñanzas católicas y respalda el indiferentismo religioso, él es un hereje que no puede ocupar el cargo papal, ya que no es ni siquiera un miembro de la Iglesia Católica;

2) Puesto que Francisco preside un cuerpo que se adhiere a las falsas enseñanzas del Vaticano II, y considera esas enseñanzas con autoridad, él no puede, de hecho, ejercer la enseñanza infalible del magisterio católico. Él, por lo tanto, no es el Papa y la Cátedra de San Pedro está vacante.

Ambas verdades – esto es, 1) la enseñanza de la Iglesia sobre los herejes y 2) la enseñanza de la Iglesia sobre la infalibilidad del magisterio – prueban que Francisco no es el Papa, sino un hereje antipapa no católico. Ambos argumentos son definitivos e irrefutables. Ellos han sido explicados en gran detalle y con abundante documentación. Pero hay otro argumento que llega a la misma conclusión, tal vez incluso más sencilla y más directamente, y lo hace sin siquiera entrar en una discusión de los principios, hechos o argumentos teológicos que demuestran que Francisco es un hereje y debe ser considerado como tal, y/o que la secta del Vaticano II ha utilizado lo que sería la autoridad infalible, si sus líderes fueran papas católicos válidos, para imponer sus doctrinas falsas.

Este tercer argumento, que llega a la misma conclusión sin los pasos de argumentación antes mencionados, se ocupa meramente en el reconocimiento de las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la profesión de la verdadera fe y de simplemente reconocer el contenido de la profesión de fe de Francisco.

Pío XII, en su encíclica Mystici Corporis de 1943, enseñó:

“Pero entre los miembros de la Iglesia, solo se han de contar de hecho los que recibieron las aguas regeneradoras del bautismo y profesan la verdadera fe…” (Papa Pío XII, Mystici Corporis Christi #22, 29 de junio de 1943)

Es la enseñanza de la Iglesia Católica que solo se puede considerar como miembros de la Iglesia Católica a los que han recibido las aguas regeneradoras (es decir, el bautismo en agua) y profesan la verdadera fe. Considere esto muy detenidamente. Si alguien no “profesa” la verdadera fe, no puede ser considerado un miembro de la Iglesia católica. En el latín de la Mystici Corporis, la palabra profesar es profitentur, que es el plural de la tercera persona del verbo profiteor, que significa profesar, declarar públicamente, confesar abiertamente. El verbo se refiere a lo que se declara, se manifiesta o se reconoce abiertamente. Para ser considerado parte de la Iglesia, uno debe declarar, manifestar y reconocer públicamente la verdadera fe. En el latín de la Mystici Corporis las palabras para “y la verdadera fe” son “veramque fidem”.

Entonces, la simple cuestión es: ¿Francisco profesa, declara y manifiesta la verdadera fe? Al considerar esta pregunta, recuerde que para ser considerado miembro de la Iglesia, no puede nada más declararse ‘católico’ y profesar o manifestar una falsa fe. Hay numerosos grupos cismáticos que reclaman el nombre de ‘católicos’. Lo que usted diga de sí mismo no es relevante en este asunto en particular. Lo que importa es que para ser considerado parte de la Iglesia, la fe que usted debería profesar es la verdadera fe (veram fidem). Antes de responder a la pregunta sobre si Francisco profesa y manifiesta la verdadera fe, nótese que el mismo verbo en latín profiteor que es usado por Pío XII en la Mystici Corporis, fue también utilizado por el Papa Eugenio IV y el Concilio de Florencia. En la solemne bula dogmática Cantate Domino de 1441, el Papa Eugenio IV declaró:

[La Santa Iglesia romana] Firmemente cree, profesa [profitetur] y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no solo los paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y sus ángeles (Mt. 25, 41), a no ser que antes de su muerte se uniere con ella; y que es de tanto precio la unidad en el cuerpo de la Iglesia que solo a quienes en él permanecen les aprovechan para su salvación los sacramentos y producen premios eternos los ayunos, limosnas y demás oficios de piedad y ejercicios de la milicia cristiana. Y que nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia Católica”.

En la definición de este punto de la verdadera fe, el concilio utiliza profitetur (profesa), la tercera persona del singular del mismo verbo, profiteor, que Pío XII utilizó. Por lo tanto, la profesión de la verdadera fe con respecto a la salvación es la siguiente: 1) todo el que muere fuera de la Iglesia católica no se salva; 2) es tan necesario e importante pertenecer a la Iglesia católica que solo a quienes en ella  permanecen les aprovechan para su salvación las prácticas espirituales; y 3) es tan necesario pertenecer a la Iglesia católica que aun cuando usted derramare su sangre por el nombre de Cristo no se salvará si no es parte de la Iglesia católica. Si alguien profesa, declara o manifiesta una posición contraria a esta verdad sobre la doctrina de la salvación, ese tal no profesa la verdadera fe. Él profesa una fe falsa, una fe no católica. Es precisamente por esto que el papa León XIII declaró en la encíclica Satis cognitum # 13, del 29 de junio de 1896: “No puede creerse que guardéis la fe católica los que no enseñáis que se debe guardar la fe romana”.

Además, el Concilio de Florencia definió como dogma de que es un pecado mortal observar el judaísmo o la Ley de Moisés después de la promulgación del Evangelio. Al hacerlo, el concilio volvió a utilizar la misma palabra, profitetur (profesa), del mismo verbo, profiteor. Por lo tanto, profesar la verdadera fe sobre el judaísmo significa afirmar, declarar y manifestar que la observancia del judaísmo o de la Ley de Moisés está condenada como mortalmente pecaminosa y es incompatible con la salvación. Si alguien profesa una posición diferente sobre el judaísmo y sus prácticas religiosas, ese tal no profesa la verdadera fe. Ese tal profesa una fe falsa, una fe no-católica.

Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, 1441, ex cathedra: “La sacrosanta Iglesia romana (…) Firmemente cree, profesa y enseña que las legalidades del Antiguo testamento, o sea, de la Ley de Moisés, que se dividen en ceremonias, objetos sagrados, sacrificios y sacramentos, como quiera que fueron instituidas en la gracia de significar algo por venir, aunque en aquella edad eran convenientes para el culto divino, cesaron una vez venido nuestro Señor Jesucristo, quien por ellas fue significado, y empezaron los sacramentos del Nuevo Testamento. Y que mortalmente peca quienquiera ponga en las observancias legales su esperanza después de la pasión, y se someta a ellas, como necesarias a la salvación, como si la fe de Cristo no pudiera salvarnos sin ellas. No niega, sin embargo, que desde la pasión de Cristo hasta la promulgación del Evangelio, no pudiesen salvarse, a condición, sin embargo, de que no se creyesen en modo alguno necesarias para la salvación; pero después de promulgado el Evangelio, afirma que, sin pérdida de la salvación eterna, no pueden salvarse. Denuncia consiguientemente como ajenos a la fe de Cristo a todos los que, después de aquel tiempo, observan la circuncisión y el sábado y guardan las demás prescripciones legales y que en modo alguno pueden ser partícipes de la salvación eterna”.

Por lo tanto la pregunta es: ¿Francisco profesa la verdadera fe? Por supuesto que la respuesta, como sabe cualquier persona honesta familiarizada con nuestro material, es un rotundo y estruendoso no. En menos de un año desde la elección de Francisco como antipapa, él ha repudiado públicamente cerca de unas diez ocasiones diferentes la necesidad de que los no católicos deban convertirse a la fe católica. Él lo hizo de una manera muy enfática unas tres veces en un discurso el 7 de agosto de 2013. Él dijo:

Francisco, Mensaje de video por la fiesta de San Cayetano, 7 de agosto de 2013: “¿Voy a convencer a otro que se haga católico? ¡No, no, no!”.[1]

 Es indiscutible: Francisco no profesa la verdadera fe, él profesa, manifiesta y declara una fe falsa y no católica. En su entrevista con Eugenio Scalfari, Francisco repetidamente denunció la conversión de los no católicos. Él explícitamente declaró que no tiene la intención de convertir al ateo.

Francisco, Entrevista con Eugenio Scalfari, La Repubblica, 1 de octubre de 2013:
“Su Santidad, ha dicho que no tiene intención de intentar convertirme y no creo que lo consiga. “No podemos saberlo, pero no tengo tal intención”.[2]

Él le aseguró a su buen amigo Abraham Skorka que la Iglesia católica no puede participar en la evangelización de los judíos u otros.

Entrevista del rabino Abraham Skorka con La Stampa, “El Papa Francisco y el rabino Skorka hacen historia en el Vaticano”, 29 de septiembre de 2013:
“‘Hablé con él sobre la evangelización, y [Francisco] afirmó rotundamente que la Iglesia católica no puede hacer proselitismo’, dijo”.[3]

En su entrevista con Antonio Spadaro, él afirmó que el camino para la unidad con los ‘ortodoxos’ no es su conversión, sino que ellos sigan siendo no católicos.

Entrevista a Francisco con Antonio Spadaro, 19 de agosto de 2013:
“Intento captar cómo ve el Papa el futuro de la unidad de la Iglesia. Me responde: «Tenemos que caminar unidos en las diferencias: no existe otro camino par unirnos. El camino de Jesús es ese»”.[4]

En una entrevista con La Stampa, el 14 de diciembre de 2013, Francisco enseñó que hay ‘santos’ y ‘mártires’ no católicos, e incluso él aprobó la idea de que un ‘ministro’ luterano pueda ser promovido a la ‘canonización’.

Entrevista de Francisco con La Stampa, “Never be afraid of tenderness”, 14 de diciembre de 2013:
“¿Es la unidad de los cristianos una prioridad para usted?”

“Sí, para mí el ecumenismo es una prioridad. Hoy hay un ecumenismo de sangre... anglicanos, luteranos, católicos u ortodoxos. Su sangre se mezcla”.

“El párroco me dijo que había ido al obispo y le había dicho: ‘Seguiré con la causa [de la ‘canonización’], pero con la de ambos, no solo con la del cura católico’. Esto es el ecumenismo de sangre”.[5]

Él enseñó que los ateos y los otros se pueden salvar sin la fe siguiendo lo que ellos consideran que es bueno.

Carta de Francisco al periodista italiano Eugenio Scalfari del periódico «La repubblica», Vaticano, 4 de septiembre de 2013: “… la cuestión para quien no cree está en obedecer a la propia conciencia… Escucharla y obedecerla significa, de hecho, decidirse frente a lo que se percibe como bueno o como malo”.[6]

En su sorprendente “exhortación apostólica” Evangelii Gaudium – en la cual Francisco, por cierto, se dirigió a la Iglesia universal y la identificó como un documento del “Magisterio universal” en el # 51 –

  • él profesa que sostiene que los judíos tienen una “Alianza con Dios” (# 247), contradiciendo la enseñanza de la Iglesia Católica.
  • Él profesa que es “admirable” que los musulmanes participen en las oraciones diarias y servicios religiosos islámicos (# 252).
  • Él profesa que los no cristianos pueden estar “justificados mediante la gracia de Dios” (# 254), contrariando directamente la profesión de fe católica y el dogma católico que solo los cristianos, es decir, los que tienen la fe católica, se pueden justificar.
  • En el # 254 de ese documento, Francisco también habla de los signos, ritos y expresiones no cristianos (en otras palabras, las creencias falsas y prácticas malvadas de las religiones no cristianas y paganas) como siendo “la acción divina” y que “el mismo Espíritu [Santo] suscite” estas cosas. Por supuesto eso se opone directamente a la profesión de la fe católica de que las religiones falsas y no cristianas son el producto de los espíritus malos.
  • En el # 255 Francisco profesa que la libertad religiosa, por la que toda persona tiene el derecho de promover públicamente cualquier concepción religiosa, ha de ser visto como “un derecho humano fundamental”, contrariando directamente la profesión de fe católica sobre la libertad religiosa. Francisco no profesa la verdadera fe.

Él profesa una fe falsa no católica. Se podría dar muchos otros ejemplos, tanto de antes como después de su inválida ‘elección’. Véase nuestro video, Lo que Francisco realmente cree. Además, téngase en cuenta que una profesión de fe se puede hacer no solo por palabras (tales como las palabras de Francisco que acabamos de citar), sino también por las obras.

Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, p. I-II, q. 103., art. 4: “… tal es la profesión que el hombre hace con las obras cual es la que hace con las palabras. Y, si en una y otra profesa el hombre alguna falsedad, peca mortalmente”.

En cuanto a la profesión de Francisco en las obras, él participa en el condenado culto judío, contrariando la enseñanza católica. Él incluso utiliza su ‘autoridad’ para organizar comidas kosher y otros aspectos condenados del judaísmo, de manera que los judíos puedan observar la Ley de Moisés, contrariando la profesión de la verdadera fe. En una de esas reuniones, en enero de 2014, Francisco acogió a unos líderes judíos argentinos para un almuerzo kosher y una oración conjunta. Francisco con los judíos entonaron en hebreo el salmo 133, que dice: “Ved cuan bueno y deleitoso es convivir juntos los hermanos”. Francisco por lo tanto abiertamente declara que él y los judíos son hermanos espirituales, conviviendo juntos con Dios Padre. Esto significa que Francisco profesa, en palabras y obras, que los judíos que rechazan al Hijo están en unidad con Dios Padre. La profesión de la verdadera fe es precisamente la opuesta: todo aquel que niega al Hijo no tiene salvación o unidad con el Padre.

1 Juan 2, 23: “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre”.

1 Juan 5, 12: “… el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”.

Por lo tanto, la respuesta a nuestra pregunta de si Francisco profesa la verdadera fe no puede ser más clara. Es un hecho que Francisco no profesa, declara ni manifiesta la verdadera fe, sino una falsa fe no católica. Según la doctrina católica, por tanto, él no puede ser contado entre los miembros de la Iglesia, porque solo aquellos que son bautizados y profesan la verdadera fe son considerados miembros de la Iglesia, como acabamos de ver.

La importancia y la fuerza de este argumento deberían ser evidentes. Se prueba que Francisco no puede ser considerado un miembro de la Iglesia católica, sin siquiera aventurarse en una discusión de si él es personalmente culpable de herejía. No necesitamos ir a eso, aunque uno puede ir allí con bastante eficacia si lo quiere. Más bien, podemos probar que Francisco no debe ser considerado como un miembro de la Iglesia católica sobre la base de un simple reconocimiento y observación de los contenidos de su profesión externa de la fe.

Ahora bien, por supuesto, el hecho de que Francisco no profese la verdadera fe, sino una falsa fe, está conectado con que él es un hereje. La razón por la que él no profesa la verdadera fe es porque él es un hereje y un apóstata, un hecho que puede ser y ha sido probado sin ninguna duda; pero ni siquiera en necesario aventurarse en el territorio de si él es personalmente un hereje para probar que él no puede ser considerado un miembro de la Iglesia católica. El punto está probado por una simple observación del contenido de su profesión externa de la fe, y la observación del contenido de la profesión de la verdadera fe. De hecho, muchos falsos tradicionalistas, que condenan la nueva religión y sus nuevas enseñanzas pero aceptan a Francisco, hacen esa observación. Ellos notan que hay una contradicción, en materias de fe, entre la religión anterior al Vaticano II y la religión post- Vaticano II. Ellos comparan la nueva enseñanza sobre las materias de fe con las anteriores enseñanzas, y ellos se quejan de la discontinuidad. Ellos fracasan, sin embargo, en llegar a la conclusión de la enseñanza católica que se requiere cuando se enfrentan a una discontinuidad entre dos profesiones de fe en el fuero externo. Quien profesa una falsa fe no puede ser considerado estar dentro la verdadera Iglesia junto con los que profesan la verdadera fe. Considerar que alguien que profesa una falsa fe está en la verdadera Iglesia junto con quienes profesan la verdadera fe es herejía. Ello niega la unidad de la Iglesia – una marca de la Iglesia – una protección y promesa sobrenaturales que nos ha dado el mismo Jesucristo. Porque sostener que alguien que profesa una falsa fe, como Francisco, está dentro de la verdadera Iglesia, o contradice la verdad de que todos en la Iglesia tienen la misma fe, o iguala a la profesión de la verdadera fe (por ejemplo; que los no católicos necesitan unirse a la Iglesia católica) con la profesión de una falsa fe (por ejemplo, la profesión de fe de Francisco de que los no católicos no necesitan unirse a la Iglesia católica).

Por otra parte, una vez que esté claro que a Francisco no se le puede contar entre los miembros de la Iglesia, el debate sobre si él es el papa ha terminado. Todo depende de si ha de ser considerado como un miembro de la Iglesia Católica. Porque, contrariamente de lo que se puede leer en la publicación falsa tradicionalista típicamente engañosa y deshonesta, la cuestión de si una persona que está fuera de la Iglesia (por ejemplo, un hereje) puede ocupar el cargo papal no es una cuestión abierta a discusión. Es una cuestión establecida. Como lo enseñó el Papa León XIII en Satis cognitum: “Nadie, pues, puede tener parte en la autoridad si no está unido a Pedro, pues sería absurdo pretender que un hombre excluido de la Iglesia tuviese autoridad en la Iglesia”. Es absurdo pretender que alguien que está fuera de la Iglesia pueda tener autoridad en la Iglesia. Es, por tanto, una cuestión de certeza de que alguien que está fuera de la Iglesia Católica no puede ser Papa; porque el papado es un oficio que por derecho divino implica la autoridad de mandar. El hecho de que alguien fuera de la Iglesia, un hereje, etc., no puede ser Papa se confirma también por el dogma de que el Papa es la cabeza visible de la Iglesia, y no se puede ser la cabeza de la Iglesia cuando ni siquiera se es miembro de ella. Los falsos tradicionalistas que obstinadamente enseñan que alguien que está fuera de la Iglesia (un hereje, un no miembro, etc.) puede considerarse Papa están promoviendo lo que es absurdo, condenado y contrario a la explícita enseñanza del magisterio. Por lo tanto, la simple observación de que Francisco profesa una falsa fe pone término al debate de si él debe ser considerado Papa: él no lo es. Esta observación por supuesto también se aplica a los anteriores antipapas del Vaticano II. Ellos también profesaron una falsa fe. Esto se podría aplicar a todo aquel que aprueba y promueve el falso ecumenismo, como es el caso de todos los ‘obispos’ del novus ordo en comunión con el Antipapa Francisco. Como lo enseña la encíclica Mortalium animos del Papa Pío XI, todo el que promueve el falso ecumenismo no puede ser considerado miembro de la Iglesia, puesto que esa persona no profesa la verdadera fe.

Las consecuencias de estos hechos son profundas. Ellos demuestran que el reconocimiento de Francisco como el Papa es un reconocimiento a su fe como verdadera. Considérese esto más profundamente. Por mucho que los falsos tradicionalistas puedan quejarse de esta conclusión, no hay cómo escapar de ella. Su típica táctica de aceptar a Francisco y al mismo tiempo ignorar o disentir de su profesión de fe no va a funcionar. Porque no es como si Francisco simplemente cometa errores teológicos mientras que él profesa la verdadera fe. No, él abiertamente profesa una falsa fe sobre temas de doctrina católica y la profesión básica de la verdadera fe. Por lo tanto, el simple reconocimiento de Francisco como Papa es una afirmación de que la fe que él profesa es verdadera. Esto significa que todos los que obstinadamente consideran a Francisco como Papa ante los hechos necesariamente hacen lo siguiente:

  • Ellos profesan que rechazar la conversión de los no católicos, rechazar la conversión de los judíos, rechazar la conversión de los ateos, y rechazar la conversión de los cismáticos, es la verdadera fe.
  • Ellos profesan que la promoción del falso ecumenismo es la verdadera fe.
  • Ellos profesan que enseñar que los protestantes y cismáticos, que rechazan el papado y otros dogmas católicos, están en la Iglesia de Cristo, es la verdadera fe.
  • Ellos profesan que la aceptación de “santos y mártires” no católicos no católicos es la verdadera fe.
  • Ellos profesan que apoyar la “canonización” de un luterano es la verdadera fe.
  • Ellos profesan que la promoción pública de la libertad religiosa como “derecho humano fundamental”, según la cual las falsas religiones no pueden ser impedidas a profesar públicamente sus falsas creencias, es la verdadera fe.
  • Ellos profesan que enseñar que los no cristianos son justificados por la gracia de Dios sin la fe católica es la verdadera fe.
  • Ellos profesan que la promoción de las oraciones y servicios religiosos islámicos como “admirables” es la verdadera fe.
  • Ellos profesan que considerar los ritos y creencias de las religiones no cristianas son la acción del Espíritu Santo es la verdadera fe.
  • Ellos profesan que enseñar que los judíos pueden tener al Padre al mismo tiempo que rechazan al Hijo es la verdadera fe.

No hay manera de evitarlo, porque si ellos dicen que la fe que profesa Francisco es falsa, ellos estarían diciendo que él no es el Papa, porque el que profesa una falsa fe no puede ser considerado Papa. Por lo tanto, al afirmar que él es el Papa ellos están afirmando que su profesión de fe es verdadera, y eso es por lo menos diabólico. Es por eso que este asunto es tan grave. Es imperativo que las personas rechacen a Francisco como un antipapa hereje no católico; porque el no hacerlo significa que las personas estarían aceptando la herejía y la apostasía, y estarían identificando una falsa fe con la verdadera fe.

Notas:

[1]Videomensaje del Santo Padre Francisco” en la fiesta de San Cayetano, Argentina (7 de agosto de 2013) | Francisco (vatican.va)

[2]The Pope: how the Church will change” - la Repubblica

[3] https://www.lastampa.it/vatican-insider/en/2013/09/29/news/pope-francis-and-rabbi-skorka-make-history-in-the-vatican-1.35984471

[4]https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/september/documents/papa-francesco_20130921_intervista-spadaro.html

[5] "Never be afraid of tenderness" - La Stampa

[6] Carta del Santo Padre Francisco al periodista italiano Eugenio Scalfari (11 de septiembre de 2013) | Francisco (vatican.va)

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