La blasfemia de Juan Pablo II contra el Espíritu Santo y sus víctimas espirituales
febrero 15, 2025
SUPPORT
Copy Link
https://endtimes.video/es/la-blasfemia-de-juan-pablo-ii-contra-el-espiritu-santo/
Copy Embed
vaticanocatolico.com - Canal en español

| |

Hermano Pedro Dimond, O.S.B.

En el númeral 6 de su primera encíclica, Redemptor hominis, Juan Pablo II afirmó lo siguiente:

“¿No sucede quizá a veces que la creencia firme de los que profesan religiones no cristianas —que en sí misma también procede del Espíritu de verdad, que opera más allá de los confines visibles del Cuerpo Místico— haga quedar confundidos a los cristianos, muchas veces tan dispuestos a dudar en las verdades reveladas por Dios[?]…”.

Esto es una asombrosa herejía y una blasfemia. Juan Pablo II enseñó que la firme creencia de los que profesan religiones no cristianas procede del Espíritu Santo. Y por si acaso alguien tiene problema con la traducción, citemos la propia traducción del Vaticano de este pasaje. Afirma:

“¿No sucede quizá a veces que la firme creencia de los seguidores de las religiones no cristianas, —creencia que es efecto también del Espíritu de verdad, que actúa más allá de los confines visibles del Cuerpo Místico— haga quedar confundidos a los cristianos, muchas veces tan dispuestos a dudar en las verdades reveladas por Dios[?]…”[1].

Como cualquiera puede ver, la herejía es evidente. Juan Pablo II está enseñando falsamente que la creencia en religiones no cristianas procede del Espíritu de verdad, cuando en realidad procede del espíritu de la mentira, el diablo. Echemos ahora un rápido vistazo al texto en latín, en el que también queda clara la herejía y la blasfemia de Juan Pablo II.

Nonne interdum firma persuasio non christianas religiones profitentium — quae et ipsa procedit a Spiritu veritatis, extra fines aspectabiles Corporis mystici operante — forsitan confundat Christianos, ad dubitandum de veritatibus a Deo revelatis et ab Ecclesia nuntia saepe tam proclives ac tam pronos ad infirmanda principia doctrinae moralis et ad aperiendam viam licentiae cuncta in re ethica permittendi?...

  • En el texto latino, Juan Pablo II se refiere a la firma persuasio, que significa firme convicción... firme persuasión... o firme creencia. También utiliza profitentium, un participio presente genitivo que significa los que profesan. Así que se refiere a la firme creencia o convicción de los que profesan. 
  • El objeto del profitentium en este pasaje son las non christianas religiones, es decir, las religiones no cristianas. Así, se refiere a la firme creencia de los que profesan religiones no cristianas. 
  • Después él utiliza el pronombre relativo quae, que significa que. Quae concuerda en el contexto con firma persuasio, al igual que el pronombre intensivo ipsa (que significa en sí misma). Entonces, quae et ipsa procedit significa, que sí misma también procede.
  • Así que la firme creencia de los que profesan religiones no cristianas, ¿de quién procede, según Juan Pablo II? Según él, procede a Spiritu veritatis, es decir, del Espíritu de verdad.

Eso es una herejía total y en realidad una blasfemia contra el Espíritu Santo. El Espíritu de verdad no puede ser el autor del error y Él no lleva a la gente a creer en una religión falsa, en doctrinas falsas o a un dios falso. Todas las religiones no cristianas son falsas, y sus ‘dioses’ son demonios, según el Salmo 95, 5 y [Primera] 1 Corintios 10, 20.  

Salmos 95, 5: “Todos los dioses de los gentiles son demonios…”.

1 Crónicas 16, 26: “Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos, mas el Señor hizo los cielos”.

1 Corintios 10, 20: “Antes bien, digo que lo que sacrifican los gentiles, a los demonios y no a Dios lo sacrifican. Y no quiero yo que vosotros tengáis parte con los demonios”.

Algunos podrían plantear la débil objeción de que Juan Pablo II solamente se refirió a la creencia firme en aquellos aspectos de religiones no cristianas en las que se defiende la ley natural. Eso es, por supuesto, un disparate sin fundamento. Juan Pablo II no dice eso. Él se refiere a la firme creencia de los que profesan religiones no cristianas.

Una firme creencia en una religión no cristiana incluye, por supuesto, la creencia que la persona tiene sobre la falsa deidad o falsas deidades – y las doctrinas centrales de esa religión no cristiana. De hecho, el firme compromiso que alguien tiene con una religión no cristiana fluye de la creencia de esa persona en las afirmaciones más importantes de esa religión, como el ‘dios’ al que adora. La ‘creencia’ de esa persona en esa religión está inseparablemente conectada a las falsas doctrinas y a la idolatría de esa falsa religión. 

El blasfemo Juan Pablo II enseña que el Espíritu Santo inspira la creencia en falsos dioses y falsas doctrinas. 

Nonne interdum firma persuasio non christianas religiones profitentium - quae et ipsa procedit a Spiritu veritatis, extra fines aspectabiles Corporis mystici operante - forsitan confundat Christianos, ad dubitandum de veritatibus a Deo revelatis et ab Ecclesia nuntia saepe tam proclives ac tam pronos ad infirmanda principia doctrinae moralis et ad aperiendam viam licentiae cuncta in re ethica permittendi?...

  • En este contexto, Juan Pablo II también utiliza Operante, un participio presente ablativo en forma masculina singular, que significa operar u obrando.
  • Operante concuerda en contexto con Spiritu, un sustantivo masculino singular en caso ablativo

Así pues, Juan Pablo II enseña directamente que la firme creencia de los que profesan religiones no cristianas procede en sí misma del Espíritu de verdad operando u obrando. Eso es una herejía clara e indefendible. Es una prueba más de que Juan Pablo II era un antipapa no católico manifiestamente herético. 

No deberíamos necesitar citar la enseñanza católica para refutar su herejía. La falsedad de la afirmación de Juan Pablo II debería ser evidente. 

Sin embargo, considere que en el segundo concilio de Orange del año 529, cuando hablaba sobre la gracia, se enseñó que los hombres necesitan la iluminación y la inspiración del Espíritu Santo para aceptar la verdad relativa a la salvación eterna – y por lo tanto para tener una firme creencia en la fe verdadera.  

“Si alguien afirma que podemos formarnos cualquier opinión correcta o hacer cualquier elección correcta que tenga que ver con la salvación de la vida eterna, según nos convenga, o que podemos salvarnos, es decir, asentir a la predicación del Evangelio mediante nuestras facultades naturales sin la iluminación y la inspiración del Espíritu Santo […] está descarriado por un espíritu herético…”[2].

Así pues, la firme creencia en la fe verdadera procede de una inspiración del Espíritu Santo. Sin embargo, Juan Pablo II enseñó que la inspiración del Espíritu Santo se da a los no cristianos para que crean firmemente en religiones no cristianas y en falsos dioses. ¡Es una herejía y una blasfemia! 

Como declaró el papa León XIII en su encíclica Providentissimus Deus de 1893, con respecto a la inspiración del Espíritu Santo:

“… está tan lejos de la divina inspiración el admitir error, que ella por sí misma no solamente lo excluye en absoluto, sino que lo excluye y rechaza con la misma necesidad con que es necesario que Dios, Verdad suma, no sea autor de ningún error. Tal es la antigua y constante creencia de la Iglesia…”[3].

Considere también lo específico que fue Juan Pablo II al exponer su blasfemia. Como ya se ha mencionado, él utiliza quae et ipsa, que significa que sí misma también. Él utiliza el pronombre intensivo ipsa para dejar constancia de su escandalosa blasfemia.

Del mismo modo, él no se refiere simplemente a algún tipo de sentimiento positivo sobre una religión no cristiana como procedente del Espíritu de verdad, lo que sería una afirmación horrible en sí misma.  Sino que se refiere muy específicamente a la firme creencia de los que profesan religiones no cristianas.  Es como si, con una diabólica malicia, quisiera enseñar su herejía de forma muy específica, para que quienes honren a Juan Pablo II más tarde puedan ser condenados por haberlo hecho. Esto es coherente con su modus operandi. Él quería burlarse del Espíritu Santo. Ese era todo su punto.

En el 2019, el antipapa Francisco causó revuelo y fue criticado legítimamente por enseñar una herejía similar en una declaración conjunta con un imán. En la declaración, Francisco y el imán afirmaban que la diversidad de religiones es querida por Dios. 

Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Documento sobre la Fraternidad Humana por la paz mundial y la convivencia común, 4 de febrero de 2019:
“El pluralismo y la diversidad de religión,
color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos”.

La declaración de Francisco era obviamente una herejía y equivalía a la apostasía. No se limitaba a enseñar que Dios tolera la diversidad de religión, sino que es la voluntad divina positiva la diversidad de religión, ya que en la misma frase Francisco se refirió a cómo es la voluntad divina que exista la diferencia de sexo.

Pues bien, como acabamos de ver, el antipapa Juan Pablo II ya había enseñado oficialmente el mismo tipo de herejía en su primera encíclica. Sin embargo, innumerables falsos tradicionalistas engañados [pausa] piensan que Francisco es horrible –y en eso tienen razón– pero creen que Juan Pablo II era un “santo”. Este es un aspecto clave del engaño del fin de los tiempos y del honor otorgado a la imagen de la Bestia.

Apocalipsis 13, 14: “Extravió a mi pueblo que moraba en la tierra [...] diciendo a los que moraban en la tierra que hiciesen una imagen de la bestia, que tiene una herida de espada y que ha revivido”.

También cabe destacar que, en la misma sección de su encíclica herética, Redemptor hominis, Juan Pablo II enseña que el acercamiento a los representantes de religiones no cristianas debe aplicarse mediante ciertas actividades como la oración comunitaria.

Juan Pablo II, Redemptor hominis, (#6), 4 de marzo de 1979:
“Aunque de modo distinto y con las debidas diferencias, hay que aplicar lo que se ha dicho a la actividad que tiende al acercamiento con los representantes de las religiones no cristianas, y que se expresa a través del diálogo, los contactos, la oración comunitaria, la búsqueda de los tesoros de la espiritualidad humana que —como bien sabemos— no faltan tampoco a los miembros de estas religiones. ¿No sucede quizá a veces que la creencia firme de los seguidores de las religiones no cristianas, —creencia que es efecto también del Espíritu de verdad, que actúa más allá de los confines visibles del Cuerpo Místico— haga quedar confundidos a los cristianos[?]…”.

Esa es una enseñanza falsa y un respaldo oficial al pecado mortal. La Iglesia, a través de los papas verdaderos, prohíbe la oración comunitaria con representantes de religiones no cristianas.

Papa Pío XI, Mortalium animos (#2), 6 de enero de 1928, condenando las reuniones interreligiosas:
“Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos […] Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables […] Cuantos sustentan esta opinión, no solamente yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial […]de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios”.

La enseñanza oficial de Juan Pablo II de que se debe hacer oración comunitaria con quienes representan religiones no cristianas es una prueba más de que no profesaba la verdadera fe y, por tanto, no se le puede considerar miembro de la Iglesia católica ni un papa válido.

Papa Pío XII, Mystici Corporis Christi (#22), 29 de junio de 1943: “Pero entre los miembros de la Iglesia, solo se han de contar de hecho los que recibieron las aguas regeneradoras del bautismo y profesan la verdadera fe”.

La herejía y la blasfemia que Juan Pablo II expresó contra el Espíritu Santo con respecto a las religiones no cristianas quedó ejemplificada a lo largo de su antipapado a través de sus repetidos actos mortalmente pecaminosos, la abominación de Asís, sus numerosas herejías y expresiones de indiferentismo religioso, sus repetidos elogios a las falsas religiones, etc. 

Hay muchas personas por ahí que se creen católicos informados, tradicionales o conservadores y, sin embargo, consideran santo al apóstata no católico Juan Pablo II. Ellas están totalmente engañadas. Al considerarlo un santo –incluso si es básico el conocimiento que tienen de Juan Pablo II con respecto a su indiferentismo religioso o de sus actos relacionados– quedan implicadas en un pecado mortal y en un rechazo de la fe católica.

Este es un aspecto clave del engaño apocalíptico y de la profecía sobre la bestia del fin de los tiempos, y el honor que se le da a la imagen del rey romano pagano herido, es decir, el Anticristo.

Apocalipsis 13, 3: “Una de sus cabezas [es decir, uno de los siete reyes de Roma asociado con la ramera de Babilonia – véase Apocalipsis 17] como si se le hubiese dado muerte: mas fue sanada de su golpe mortal, y se maravilló toda la tierra, en pos de la bestia”.

Apocalipsis 13, 14: “Extravió a mi pueblo que moraba en la tierra […] diciendo a los que moraban en la tierra que hiciesen una imagen de la bestia, que tiene una herida de espada y que ha revivido”.

De hecho, teniendo en cuenta quién era, tiene sentido que el antipapa Juan Pablo II eligiera blasfemar contra el Espíritu Santo en su primera encíclica.

En la misma encíclica también definió al cristianismo y al Evangelio como el estupor respecto al hombre.[4] Eso es, por supuesto, una blasfemia del Anticristo.

También es muy interesante que Juan Pablo II utilice el término Espíritu de verdad en este contexto para referirse al Espíritu Santo. Creemos que fue una intensificación deliberada de la blasfemia por su parte.

El término Espíritu de verdad proviene de Juan 16 donde el verdadero Cristo se refiere al Espíritu Santo como el Espíritu de verdad que guiará a los Apóstoles y a su Iglesia a toda la verdad. Así que se refiere al Espíritu guiando a la gente hacia el cristianismo. 

Juan 16, 13: “Cuando venga Aquél, el Espíritu de verdad, Él os conducirá a toda la verdad...”.

Sin embargo, el Anticristo Juan Pablo II –la imagen de la bestia del fin de los tiempos– en su primera encíclica, se aseguró de enseñar que el Espíritu de verdad guía a la gente a creer en el no cristianismo – o sea, en falsas religiones del diablo. 

 Esta es también la razón por la que Juan Pablo II, en su primera homilía, declaró que la afirmación de Mateo 16:16 -donde San Pedro dice de Jesús:  Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo- se aplica a la verdad sobre el HOMBRE.

Homilía para el comienzo de su “pontificado”:
“Vosotros todos, los que tenéis ya la inestimable suerte de creer, vosotros todos, los que todavía buscáis a Dios, y también vosotros, los que estáis atormentados por la duda: acoged de buen grado una vez más —hoy y en este sagrado lugar— las palabras pronunciadas por Simón Pedro. En esas palabras está la fe de la Iglesia. En ellas está la nueva verdad, es más, la verdad última y definitiva sobre el hombre: el Hijo de Dios vivo. ‘Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo’”[5].

¡Eso es herejía y blasfemia del Anticristo!

Algunos de los falsos tradicionalistas engañados o falsos conservadores que consideran al antipapa Juan Pablo II como un santo incluyen: Michael Voris y Church Miltant; los supuestos sacerdotes de la Fraternidad de San Pedro; la gente de EWTN; los de “Catholic Answers”; el falso sacerdote novus ordo Mark Goring; Michael Matt; Taylor Marshall; los de St. Benedict Center; la página web LifeSiteNews; y muchos otros.

A pesar de afirmar algunas cosas ciertas, todas esas personas son, tristemente, falsos maestros que van rumbo al infierno. Están en tinieblas. Están implicados en pecado mortal y en el rechazo del primer mandamiento por venerar a un hereje y apóstata notoriamente malvado que abrazó la idolatría, blasfemó contra el Espíritu Santo, enseñó el indiferentismo religioso y el falso ecumenismo, enseñó la salvación universal, enseñó que el hombre es Dios y mucho más. Todo eso está documentado en nuestro material.

Si escucha a alguien que piensa que Juan Pablo II era un santo o era bueno, tenga claro que ese alguien está en tinieblas. Pero dado que Francisco ha “canonizado” solemnemente a Juan Pablo II, la única forma de rechazar coherentemente a Juan Pablo II por el hombre malvado que fue –un deber de todos– es rechazando también a Francisco como un antipapa no católico, lo que él es en definitiva.

Así de importante es abrazar la postura sedevacantista, la verdadera posición católica en este tiempo de la Gran Apostasía.

San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, libro 2, cap. 30:
Un papa que se manifieste hereje, por ese mismo hecho (per se) cesa de ser papa y cabeza, así como por lo mismo deja de ser un cristiano y miembro de la Iglesia. Por tanto, él puede ser juzgado y castigado por la Iglesia. Esta es la enseñanza de todos los Padres antiguos, que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción”.

San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, II, 30: “Este principio es de lo más cierto. El que no es cristiano no puede de ninguna manera ser Papa, como Cayetano lo dijo (lib. c. 26). La razón de esto es que no puede ser cabeza de lo que no es miembro; ahora bien, quien no es cristiano no es miembro de la Iglesia, y quien se manifieste hereje no es un cristiano, como claramente enseña san Cipriano (lib. 4, epist. 2), san Atanasio (ser. 2 cont. Arian.), san Agustín (lib. de grat. Christ. cap. 20), san Jerónimo (contra Lucifer.), entre otros; por lo tanto, el hereje manifiesto no puede ser papa”.

San Francisco de Sales (siglo XVII), Doctor de la Iglesia, La Controversia Católica: “Ahora, cuando él [el Papa] es explícitamente un hereje, cae ipso facto de su dignidad y fuera de la Iglesia…”

San Antonino (1459): “En el caso en que el Papa se convirtiera en un hereje, se encontraría, por ese solo hecho y sin ninguna otra sentencia, separado de la Iglesia. Una cabeza separada de un cuerpo no puede, siempre y cuando se mantenga separado, ser cabeza de la misma entidad de la que fue cortada. Por lo tanto, un Papa que se separara de la Iglesia por la herejía, por ese mismo hecho en sí, dejaría de ser la cabeza de la Iglesia. No puede ser un hereje y permanecer siendo Papa, porque, desde que él está fuera de la Iglesia, no puede poseer las llaves de la Iglesia”.

Papa Pablo IV, Cum ex Apostolatus Officio, 15 de febrero de 1559:
“... para que no acontezca algún día que veamos en el Lugar Santo la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel […] sancionamos, establecemos, decretamos y definimos, que […] si en algún tiempo aconteciese que un Obispo […] antes de su promoción al Cardenalato o asunción al Pontificado, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en herejía […] la promoción o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo unánime de todos los Cardenales, es nula, inválida y sin ningún efecto...”

Esta es también la razón por la que el material que produjimos hace unos 15 o 20 años, basado en una amplia investigación, que expone en detalle las herejías de Juan Pablo II, Benedicto XVI y los demás antipapas del Vaticano II, es tan crucial. Las personas que no están familiarizadas con estos hechos y presentaciones en muchos casos simplemente ignoran lo que necesitan saber para tener una comprensión fundamental y adecuada de la situación actual.

¿Cuál situación? La que indica que Roma ha perdido la fe y se ha convertido en la sede del Anticristo de acuerdo con la profecía, y que la secta del Vaticano II no es la Iglesia católica sino la profetizada falsa iglesia del fin de los tiempos, la ramera de Babilonia.

“Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo” (Nuestra Señora de La Salette, 19 de septiembre de 1846).

Apocalipsis 17, 4-5: “La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro y piedras preciosas y perlas, y tenía en su mano una copa de oro, llena de abominaciones y de las impurezas de su fornicación. Sobre su frente llevaba escrito un nombre, un misterio: ‘Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra’”.

La bestia pagana romana ha regresado y ha tomado posesión de las estructuras físicas de la Iglesia católica, cumpliéndose directamente la profecía apocalíptica sobre el regreso de la bestia que era.

Apocalipsis 18, 2: “Y gritó [el ángel] en fuerte voz, diciendo: ‘Cayó, cayó Babilonia la grande, y se hizo morada de demonios y prisión de todo espíritu inmundo y prisión de toda ave inmunda y prisión de toda bestia inmunda y aborrecible’”.

La bestia = Roma pagana

Apocalipsis 17, 8- “y los moradores de la tierra, cuyo nombre no está escrito en el libro de la vida desde la creación del mundo, se maravillarán viendo la bestia, porque era y no es, y reaparecerá”.

También es otra razón de por qué tantos falsos conservadores y falsos tradicionalistas están escandalizados y en estado de asombro y maravilla por lo que está sucediendo en Roma. Eso está profetizado en el Apocalipsis. Se maravillarán porque verán a la bestia –es decir, la Roma pagana– que se opuso a la Iglesia antigua, y luego fue sustituida por la Europa cristiana y reaparecerá en los últimos tiempos.

La Iglesia católica, la única y verdadera Iglesia de Cristo que es necesaria para la salvación, todavía existe. Ella existe en un remanente de católicos verdaderos y tradicionales.

Notas:

[1] Juan Pablo II, Redemptor hominis (#6), 4 de marzo de 1979. https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_04031979_redemptor-hominis.html

[2] II Concilio de Orange, 529, canon 7.

[3] Papa León XIII, Providentissimus Deus (#45), 1893 

[4] Juan Pablo II, Redemptor hominis (#10), 4 de marzo de 1979. “En realidad, ese profundo estupor respecto al valor y a la dignidad del hombre se llama Evangelio, es decir, Buena Nueva. Se llama también cristianismo”.

[5] Juan Pablo II, Homilía en el comienzo de su “pontificado”, 22 de octubre de 1978. https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/homilies/1978/documents/hf_jp-ii_hom_19781022_inizio-pontificato.html

SHOW MORE



01:36
Muchos celebrarán el Año Nuevo ofreciéndose al Diablo
hace 8 años
58:58
Creación y Milagros | vaticanocatolico.com
hace 12 años
04:53
¿Qué son los OVNI o UFO?
hace 9 años
01:54
Padre Pío: “Satanás“ llegaría “a gobernar una falsa iglesia“
hace 7 años
23:49
P&R #2: Concilio, Ciudad del Vaticano, Profesión de Fe Católica
hace 13 años
02:56
La Imagen de Guadalupe tiene milagrosamente más de 480 años | vaticanocatolico.com
hace 11 años
06:01
NIÑA POSEÍDA POR EL DEMONIO
hace 15 años
00:32
PRUEBA QUE JUAN PABLO II FUE EL ANTICRISTO !!!
hace 14 años
07:06
La Virgen María es el Arca de la Nueva Alianza
hace 12 años
01:54
Francisco sobre Amoris Laetitia: “No hay otras interpretaciones“ que la comunión para los adúlteros
hace 7 años
01:39
La Cruz Satánica Secreta llevada por los Antipapas del Vaticano II ? | vaticanocatolico.com
hace 12 años
11:35
Pecados sexuales hicieron al sabio rey Salomón muy malvado | 666 en el Antiguo Testamento
hace 14 años
01:40
El Antipapa Francisco enseña que los ateos pueden ir al cielo
hace 6 años
1:04:19
La muerte y los novísimos
hace 4 años
07:09
La Verdadera Historia del Exorcismo de Anneliese Michel o Emily Rose – Parte 2 de 2
hace 14 años